A sus 24 años, Doménica Cárdenas, médica veterinaria graduada de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), sede Cuenca, se prepara para vivir una experiencia de fe y servicio como voluntaria misionera internacional en Brasil.
Su vínculo con el carisma salesiano nació en los grupos ASU y en las formaciones virtuales del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) durante la pandemia. Entre 2023 e inicios de 2025 fue coordinadora nacional del MJS, etapa que define como una escuela de vida donde fortaleció su liderazgo, su fe y su vocación de servicio.
Hoy, Doménica asume el desafío de anunciar a Cristo más allá de las fronteras, convencida de que servir es la mejor forma de agradecer el amor recibido.
¿Qué significado tiene para ti esta etapa que vas a vivir?
Siento que soy una hija amada de Dios. Él siempre me ha acompañado y nunca me ha dejado sola. Creo que este es el momento de responder con un «sí» generoso, de brindar a los demás la sonrisa y el amor que he recibido en mi vida.
¿Qué te motivó a dar el paso hacia el voluntariado misionero internacional?
Mi motivación principal es seguir ayudando. Quiero llevar alegría, entusiasmo y fe a las personas. A veces es difícil hablar de Dios en medio de una juventud con muchas inquietudes, pero si lo hacemos con amor y sin miedo, todo se vuelve más sencillo.
¿Cómo descubriste que Dios te llamaba a este servicio?
La llamada surgió cuando participé en las misiones de los grupos ASU. Ahí comprendí que las personas que menos tienen son las que más comparten. En esos espacios uno se da cuenta de que no solo va a servir, sino también a aprender. Las comunidades me enseñaron mucho más de lo que yo pude ofrecerles.
¿Qué sabes sobre el lugar donde realizarás tu voluntariado y qué esperas de esa experiencia?
Sé que iré a Brasil, aunque todavía no conozco la comunidad específica. Estoy tranquila y confiada en que Dios me llevará al lugar donde pueda servir mejor. Espero aprender de la gente, de su cultura y de su forma de relacionarse con Dios. Quiero escuchar, observar y comprender cómo viven su fe.
¿Qué dones deseas poner al servicio de los jóvenes y de la comunidad?
Llevaré conmigo el amor, la entrega, la escucha y la alegría que caracteriza a los salesianos. Quiero ser yo misma, compartir con las personas y recibir también de ellas ese cariño y esperanza que fortalecen la misión. Cuando se actúa con amor, todo cobra sentido.
Actualmente realizas tu voluntariado nacional en Bomboiza. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Ha sido algo nuevo para mí. Poco a poco he aprendido sobre la vida comunitaria, el trabajo en equipo y la planificación. Compartir con los jóvenes internos me ha hecho pensar en la experiencia de Don Bosco en Valdocco: estar cerca de los jóvenes y acompañarlos día a día. Es una experiencia que me ha enriquecido mucho.
¿Qué mensaje darías a otros jóvenes que piensan en vivir esta experiencia de voluntariado?
Les diría que no tengan miedo. Ser voluntario es abrir el corazón al servicio, entregar el tiempo y las capacidades sin esperar nada a cambio. La recompensa está en la sonrisa y la esperanza de la gente. Cada gesto de servicio ayuda a construir un mundo más humano, más fraterno y lleno de sentido.

Cristian Calderón
Oficina Salesiana de Comunicación




