«Ser misionero sigue valiendo la pena»: Los jóvenes posvoluntarios internacionales comparten sus testimonios en la misión
El Encuentro de Posvoluntarios Internacionales 2023-2024 se llevó a cabo en la ciudad de Baños, los días 18 y 19 de enero de 2025. En un ambiente de gratitud, reflexión y proyección, ocho jóvenes se reunieron junto al P. Diego Rodríguez, SDB; Sor María Sarango, FMA; y Miguel Mera, miembros del equipo responsable del Voluntariado Juvenil Misionero de la Familia Salesiana. La jornada tuvo como objetivos profundizar en el proceso de reintegración de los voluntarios a sus comunidades, grupos y familias; reelaborar su proyecto personal de vida; y sintetizar, evaluar y comunicar las experiencias vividas durante su año de voluntariado misionero internacional.
En este año especial, en el que celebramos los 150 años del primer envío misionero, los jóvenes posvoluntarios comparten sus testimonios. Sus historias reflejan su encuentro con Cristo en la cotidianidad de sus lugares de misión. Afirman el compromiso de mantener vivo el legado misionero de Don Bosco, llevando esperanza y amor a quienes más lo necesitan y dejando una huella imborrable en los corazones de las comunidades que los acogieron.

Silvana Carchipulla
El Alto, La Paz Carabuco, Bolivia
Ser misionero sigue valiendo la pena varias razones, primero, para compartir el amor de Dios: como misionera, he tenido la oportunidad de transmitir amor y misericordia a quienes más lo necesitan. En mi experiencia, viví y entendí esa preocupación de Don Bosco por los niños y los jóvenes de nuestra sociedad. Me hizo mirar más allá, al descubrir que la misión salesiana también abarca el trabajo con personas adultas. Ser misionera para mí es una forma de seguir su ejemplo.
Al convivir con las FMA, experimenté una plenitud profunda, una intimidad con Dios y su providencia. Vivir con fe y esperanza se convirtió en mi día a día. En ese caminar, descubrí en la Virgen María, el modelo perfecto de amor y servicio que me inspiró a continuar con la misión.

Luis Valdiviezo
Comunidad Cami, Proyecto Don Bosco Santa Cruz, Bolivia
Ser misionero, como lo soñó Don Bosco hace 150 años, es una experiencia que sigue viva. Poder llenar los corazones de muchos jóvenes, niños y personas con tu saludo y tu presencia llena también tu propio corazón. Ser misionero te permite colaborar en la construcción de una sociedad basada en el amor, la fortaleza y la unidad. Es un camino largo, pero siempre habrá fuerzas para construirlo, especialmente si lo hacemos juntos.

Andrea Amores
Santa Cruz, Hogar Casa Main, Bolivia
Fue una experiencia que realmente vale la pena vivir. Muy significativa, especialmente en un mundo que se vuelve cada vez más caótico y donde es más difícil encontrar a Dios. Al ser misionera, encontré esa luz en los demás y tuve la oportunidad de encenderla en ellos también. Tenemos que soñar como Don Bosco para rescatar almas, incluyendo la nuestra. Es importante luchar por lo bueno y lo correcto. Dios nos llama, y debemos responder con un «SÍ» generoso, como lo hizo Don Bosco y como lo hizo Madre Mazzarello.

María Beatriz Torres
Misión Amazónica Salesiana San Lorenzo, Perú
Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Mi misión consistía en estar con los niños y jóvenes, tener oratorios todos los días y vivir los sacramentos. Fue hermoso descubrir el amor de Dios y compartirlo con los niños de la manera en que yo lo conocía y amaba. Poco a poco, buscaba que ellos también experimentaran ese encuentro con Cristo.
En las noches teníamos Centro Juvenil, y me encargaba de la Pastoral Juvenil, lo que me permitió desarrollar habilidades que antes no había explorado. Aprendí a dejar de decir tantos «no» en mi vida por miedo. En el voluntariado descubrí que soy capaz de muchas cosas, me arriesgué y busqué aprender aquello que creía no poder hacer. Dios te acompaña en este proceso; si Él te llama, también te da las herramientas para lograrlo.

Marco Chumbi
Santa Cruz, Proyecto Don Bosco, Bolivia
Ser misionero sigue valiendo la pena. No se trata solo de dejar tu casa o tu familia, sino de darlo todo: aprender, crecer como persona, asumir responsabilidades y fortalecer tu humanidad. Es crecer en el amor a Jesús y al prójimo, y llenarte, incluso sin recibir nada a cambio. Este estilo de vida me enseñó a salir de mi zona de confort y a ver cómo muchas personas pueden vivir una felicidad plena sin necesidad de lujos.

Lorena Rea
Proyecto Don Bosco Santa Cruz, Casa de Acogida Mano Amiga, Bolivia
Para mí, ser misionera significa anunciar la palabra de Dios. Es una experiencia basada en la fe, donde llevamos un mensaje de esperanza, alegría y amor a quienes más lo necesitan. Apoyamos a las familias a encontrar respuestas que les ayuden en su crecimiento personal.
Ser misionera también nos permite descubrir quiénes somos realmente, desarrollar habilidades y avanzar hacia el cumplimiento de nuestro Proyecto de Vida.
Marco Padilla
Oficina Salesiana de Comunicación