Misioneros en las montañas andinas, un testimonio que impulsa la Pastoral Familiar en comunidades indígenas de Bolívar
El 27 de enero nos trasladamos a una de las parroquias más alejadas de la provincia Bolívar, en el corazón del sur tropical. Desde la comunidad de San Fernando, en la parroquia Facundo Vela, compartimos con ustedes un importante acontecimiento espiritual que une a los jóvenes y a toda la familia misionera. Se celebró el sacramento de la confirmación, en una jornada marcada por la fe, la esperanza y la misión.
En la comunidad San Fernando, 40 jóvenes recibieron el sacramento de la confirmación, mientras que, en el centro de la parroquia Facundo Vela, 17 jóvenes participaron en este significativo acto. Un evento que no solo fortalece la fe de los confirmados, sino también el compromiso de la comunidad con el trabajo pastoral en las zonas rurales.
El P. Alberto Panerati, sacerdote salesiano y párroco que ha dedicado más de 50 años al servicio misionero, fue el encargado de acompañar este importante rito. A él se unió Monseñor Hermenegildo Torrez, Obispo de Guaranda, quien al final de la celebración, prometió visitar regularmente estas comunidades para seguir fortaleciendo la fe en las tierras más lejanas.
Además de la presencia de estos líderes espirituales, la misión es posible gracias al trabajo incansable de los voluntarios, quienes llevan adelante la catequesis, visitan a los más necesitados y acompañan al padre Alberto en su labor. Las comunidades más alejadas son visitadas por un grupo de misioneros conocido como «Hatun Ayllu», conformado por jóvenes y familias de diferentes provincias, quienes viajan con sus hijos para colaborar en la misión.
Un aspecto fundamental de este grupo es que se han formado como una verdadera familia de fe, donde los exvoluntarios, que ya tienen su propia familia, siguen comprometidos con la misión. Lo que realmente distingue a este grupo es su enfoque en una Pastoral Familiar. Las familias que se suman a la misión, algunas viajando desde Quito y Cuenca, traen consigo no solo su tiempo y su esfuerzo, sino también su visión de una nueva forma de hacer pastoral, donde se incluye a toda la familia en la tarea evangelizadora.
El testimonio de estos misioneros ha dado frutos, como el caso de dos padres de familia, quienes han decidido consagrarse como diáconos permanentes. Con el apoyo de sus esposas e hijos, han tomado esta decisión, lo que representa una experiencia de misión que va más allá del compromiso personal y se convierte en un verdadero testimonio de fe en familia.
En palabras del padre Alberto, este es un claro signo de lo que significa vivir la experiencia misionera. Y lo más gratificante es ver cómo esta iglesia sinodal, en la que los laicos tienen un papel fundamental, sigue creciendo y enriqueciendo la vida espiritual de estas comunidades. Un modelo de pastoral familiar que continúa transformando vidas y fortaleciendo la fe en el corazón de las montañas andinas.
P. Jaime Pastuña
Comunidad Simiatug