El legado de Don Bosco a sus primeros misioneros: 20 enseñanzas que siguen iluminando el camino
En la celebración religiosa del 11 de noviembre de 1875, la despedida de los Misioneros, Don Bosco entregó a cada uno unas palabritas: «A cada uno en particular ya le he dicho de viva voz lo que me dictaba el corazón y yo creía más útil; a todos les entregaré escritos unos recuerdos especiales que deseo sean como mi testamento». «El Santo compuso este conjunto de sabios consejos, lo mandó copiar con letra elegante, lo imprimió después y le entregó una copia del mismo a cada uno de los diez misioneros de la primera expedición /…/ el autógrafo manuscrito de don Bosco [se encontraba] en una agenda de bolsillo amarillenta que usó el Santo en aquellos años para sus notas particulares /…/ Contienen en sí toda la espiritualidad evangelizadora de don Bosco. Se les llamó Carta de Despedida. El autógrafo del Santo está a lápiz. Lo escribió en el tren, mientras regresaba a Valdocco de un viaje. Estos recuerdos son fruto de una seria meditación /…/»2…
El padre Felipe Rinaldi, entonces Rector Mayor, se pronunció sobre el significado de este hecho en el N.º 24 de las Actas del Capítulo Superior de 1924: «/…/ a simple vista, estos recuerdos aparecen como algo ordinario y común en nuestra vida, pero, si se los medita, encontramos en ellos la quinta esencia, el meollo de nuestras Constituciones y Reglamentos. Son expresión del alma de don Bosco y una síntesis admirable de la índole propia de lo que hemos abrazado /…/»7.
Y el Capítulo General Especial de 1971-1972, incluyó los Recuerdos como Apéndice IV de las Constituciones renovadas.
Los veinte recuerdos de don Bosco a los primeros misioneros (MBe XI, 331-332)
- Busquen almas, no dinero, ni honores, ni dignidades.
- Sean caritativos y muy corteses con todos, pero eviten la conversación y familiaridad con personas de diferente sexo o de conducta sospechosa.
- No hagan visitas, si no es por motivos de caridad y de necesidad.
- No acepten nunca, a no ser por gravísimas razones, invitaciones para comer fuera de casa. Cuando tengan que aceptarlas, procuren ir con otro.
- Preocúpense especialmente de los enfermos, de los niños, de los ancianos y de los pobres, y se granjearán las bendiciones de Dios y la benevolencia de los hombres.
- Sean obsequiosos con todas las autoridades civiles, religiosas, municipales y gubernativas.
- Saluden respetuosamente a las personas investidas de autoridad que encuentren a su paso por la calle.
- Condúzcanse de igual manera con los eclesiásticos y con los religiosos.
- Eviten el ocio y las disputas. Sean sobrios en el comer, en el beber y en el descanso.
- Amen, veneren y respeten a las demás órdenes religiosas y hablen siempre bien de ellas. Este es el medio de ganarse la estima de todos y promover el bien de la Congregación.
- Cuiden la salud. Trabajen, más solo lo que les permitan sus fuerzas.
- Procuren que el mundo conozca que son pobres en el vestir, en el comer y en la casa; serán ricos ante Dios y se adueñarán de los corazones de los hombres.
- Ámense los unos a los otros, aconséjense, corríjanse recíprocamente, no sean envidiosos, ni se guarden rencor; antes, el bien de uno sea el bien de todos, las penas y los sufrimientos de uno téngase como penas y sufrimientos de todos y esmérese cada uno por alejarlas o al menos por mitigarlas.
- Observen sus reglas. No olviden nunca el ejercicio mensual de la buena muerte.
- Cada mañana encomiéndense a Dios las ocupaciones del día, y en particular las confesiones, las clases, los catecismos y los sermones.
- Propaguen constantemente la devoción a María Santísima Auxiliadora y a Jesús Sacramentado.
- Recomienden a los jóvenes la confesión y la comunión frecuentes.
- Para cultivar las vocaciones eclesiásticas, inculquen:
I. Amor a la castidad.
II. Horror al vicio opuesto.
III. Apartamiento de los díscolos.
IV. Comunión frecuente.V.Caridad con muestras de amabilidad y especial benevolencia.
- Antes de dar juicio en asuntos contenciosos, oigan a las dos partes.
- No olvidemos, en las fatigas y en los sufrimientos, que nos espera un gran premio en el cielo. Amén.
A vísperas de la fiesta de Don Bosco, te invitamos a poner en práctica estas enseñanzas para llevar adelante la misión en beneficio de los jóvenes, especialmente de los más necesitados. ¡Seamos misioneros de esperanza en el mundo de hoy!
Oficina Salesiana de Comunicación