Residencia Universitaria Intercultural Don Bosco: 12 años abriendo las puertas de la educación superior a los jóvenes
Con 12 años de trayectoria, la Residencia Universitaria Intercultural Don Bosco, ubicada en el sector de Chillogallo, al sur de Quito, cumple una misión: permitir el acceso a la educación superior a jóvenes de las obras salesianas que pertenecen a pueblos y nacionalidades de la Sierra, Costa y Amazonia. Desde su apertura en septiembre de 2011, este proyecto, impulsado por la Inspectoría Salesiana del Ecuador y la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), se ha convertido en un pilar para estudiantes que enfrentan barreras económicas, geográficas y sociales al momento de cumplir su sueño de ser profesionales.
Durante este tiempo, un total de 56 jóvenes han culminado sus estudios en la UPS en carreras como: Gerencia y Liderazgo, Comunicación Social, Administración de Empresas, Contabilidad y Auditoría, Educación Básica, Pedagogía, Psicología, Biotecnología, Ingeniería Civil, Ingeniería Ambiental, Ingeniería en Computación, Ingeniería Electrónica, Ingeniería Mecatrónica, Ingeniería Industrial, Ingeniería en Telecomunicaciones e Ingeniería Mecánica.
Estos resultados son fruto del trabajo en conjunto con la UPS, la cual considera a la Residencia como un proyecto emblemático. A través de un convenio interinstitucional, la UPS otorga becas completas de estudio a los jóvenes, y garantiza el apoyo académico y administrativo para el funcionamiento de esta obra.
Asimismo, este vínculo promueve la integración de los jóvenes en la vida universitaria, ya que muchos requieren un proceso de nivelación académica para iniciar sus estudios. Es por ello que se mantiene un programa de tutorías con docentes y con otros estudiantes a través del proyecto TEPES. Estas actividades permiten superar las dificultades de los primeros meses y evitar la deserción.
Actualmente, la Residencia acoge a 16 estudiantes (10 hombres y 6 mujeres) provenientes de Esmeraldas, Sevilla Don Bosco, Yaupi, Wasakentsa, Bomboiza y Simiatug. Ellos son acompañados por un equipo de tres profesionales en el área de Psicología, entre los cuales se encuentra la actual directora laica, Silvia Ramos.
Formación que apunta a la excelencia profesional y humana
El objetivo de la Residencia no es solo contribuir a la formación de profesionales con excelencia académica, sino que destaquen por sus valores humanos, cristianos y que contribuyan con sus dones al desarrollo de la misión salesiana. Es por ello que, en los últimos años, la Residencia implementó un proceso de vinculación de los estudiantes en actividades de apostolado en los oratorios de la comunidad Casa Don Rúa y del oratorio del campus Sur de la UPS.
Silvia Ramos explica que esta iniciativa surgió por dos motivos: primero, para que los chicos puedan retribuir el apoyo que les brinda la misión salesiana y, segundo, para que continúen realizando las actividades que ellos desempeñaban en sus respectivas comunidades y obras. «Cuando llegaban a la Residencia había una total desconexión con lo que hacían en el oratorio, en la parroquia, o en el Movimiento Juvenil Salesiano (MJS). Entonces, esta experiencia les ayuda a ellos a encontrar ese espacio de servicio dentro de su formación profesional», agrega.
Historias que inspiran
Tras dejar la Residencia, varios estudiantes han destacado en el ámbito profesional y son ejemplo del impacto transformador de esta obra: Romeo Vichicela, ingeniero en Gerencia y Liderazgo, actualmente es presidente del GAD Parroquial de Angamarca, de la provincia de Cotopaxi, y líder indígena; Antonella Yépez se integró a la Comunidad San Juan Bosco de Esmeraldas como responsable de Gestión de Talento Humano y Eduardo Cortés, joven afroecuatoriano, es docente de la carrera de Ingeniería Mecánica en la sede Guayaquil de la UPS.
Estas historias constituyen un ejemplo a seguir por los estudiantes actuales como es el caso de Joshua Menoscal (19) y Ruth Chugchilán (18). El primero nació y creció en el barrio Santa Martha de Esmeraldas, uno de los sectores más conflictivos y violentos de la ciudad. A los 14 años se vinculó con la propuesta salesiana y formó parte del MJS y del grupo de monaguillos. Por su labor de apostolado y méritos académicos fue enviado a la Residencia por parte de la comunidad San Felipe Neri. Ahora está cursando el tercer semestre de la carrera de Ingeniería Industrial y su sueño es trabajar en el Salinerito para aportar en el trabajo que hacen los salesianos con las comunidades indígenas.
En el caso de Ruth, ella se integró al MJS de su natal Simiatug cuando tenía 13 años. Fue animadora del oratorio de su comunidad y participó continuamente en misiones donde ayudaba a personas de la tercera edad. Al finalizar el colegio, el P. Pío Baschirotto le motivó a formar parte de la Residencia, pero ella tenía miedo de viajar a Quito y ser criticada por su vestimenta. Sin embargo, su deseo de ser una profesional exitosa y alcanzar un futuro mejor, fue determinante no abandonar este sueño. Inició sus estudios en la carrera de Contabilidad y Auditoría y su meta a futuro es tener un trabajo estable y obtener un PhD.
Desafíos a futuro
Para beneficiar a los jóvenes más destacados, la Residencia se encuentra institucionalizando un proceso de selección minucioso que toma en consideración varios aspectos: los méritos académicos, la trayectoria en los espacios de asociacionismo salesiano, la condición socio económica de la familia y que pertenezca a pueblos y nacionalidades. Además, el Director y la comunidad presentan al candidato, antes de iniciar el proceso de orientación profesional y vocacional con apoyo de la UPS.
Para Silvia Ramos, otros desafíos son mantener el acompañamiento personalizado como parte fundamental del carisma salesiano, realizar un seguimiento a los estudiantes graduados y consolidar a la Residencia como un espacio de reflexión sobre temas relacionados a la cultura indígena y que los jóvenes asumen una posición crítica y se conviertan en agentes de cambio en la sociedad.
El sueño a futuro es que la Residencia Universitaria Intercultural Don Bosco brinde la oportunidad de estudiar a más personas, que más mujeres puedan seguir la universidad y continuar trabajando con el mismo ímpetu para formar adultos universitarios al estilo salesiano.
Cristian Calderón
Oficina Salesiana de Comunicación