P. Jean Carlos Cruzate: «Ser sacerdote salesiano significa ser testimonio creíble de Dios»
El sábado 25 de mayo, un día después de la fiesta de María Auxiliadora, Jean Carlos Cruzate fue ordenado presbítero por imposición de manos de Mons. Alfredo Espinoza, sdb, arzobispo de Quito y Primado del Ecuador. La celebración eucarística se realizó en el Templo San Juan Bosco de Cayambe ante la presencia de familiares y amigos.
«Confiando en tu palabra echaré las redes» (Lc 5,5) fue el lema escogido por Jean Carlos Cruzate para este gran día, una frase que tiene una connotación especial para él por dos elementos: primero porque lo identifica con su labor de pastor y evangelizador en medio de los jóvenes y, segundo, porque también le recuerda sus raíces, pues creció en una zona muy cercana al mar en la provincia de Manabí. «El mar significa la profundidad; por lo tanto, nuestra misión es llevar el mensaje a lo profundo del corazón de la juventud».
En la ceremonia estuvieron presentes el P. Marcelo Farfán, inspector; P. Juan Flores, vicario; salesianos de diferentes comunidades y jóvenes de los grupos que son parte de la comunidad de Cayambe.
Durante su homilía, Mons. Alfredo Espinoza dirigió estas palabras al ordenado: «Ten la seguridad Jean Carlos que Dios no te dejará solo… Tú deberás ser profeta del Señor en medio de los jóvenes, deberás ayudar a hacer realidad el sueño de nuestro padre Don Bosco, un sueño de salvación para los jóvenes más pobres y abandonados. Un sueño de paraíso para ellos, un sueño de trabajo, de dignidad, de educación y de futuro».
El rito de ordenación sacerdotal dio inicio con la promesa del elegido, luego la oración litánica y finalmente la imposición de manos y la plegaria de ordenación. Finalizado todo esto, Mons. Alfredo Espinoza pidió un aplauso para el nuevo sacerdote de la Iglesia.
Antes de concluir la celebración, el P. Marcelo Farfán agradeció a la comunidad de Cayambe por acoger a Jean Carlos en esta parte final de su proceso formativo y al neosacerdote lo invitó a que busque ser fiel al don recibido, pues dijo que ese es el secreto de la felicidad. Al final hizo una invitación a todos los presentes: «Les pido que sigamos orando por las vocaciones, de manera especial por las vocaciones para la vida salesiana: sacerdotes y coadjutores que los necesitamos para seguir haciendo presencia viva del Señor y de Don Bosco hoy en medio de los jóvenes».
Semblanza de Jean Carlos
Jean Carlos Cruzate tiene 33 años y nació en Buenos Aires, un pequeño poblado ubicado en Rocafuerte, provincia de Manabí. Allí fue donde conoció a los salesianos desde muy pequeño, pues su casa quedaba junto a la iglesia del pueblo donde se celebraban las eucaristías. «Los salesianos eran muy cercanos a mi familia, mis tías eran catequistas y parte de los grupos juveniles, entonces crecí con su presencia. Ese contacto fue el que me hizo entrar en esta dinámica de la vida salesiana».
Proviene de una familia católica donde aprendió la fe y conoció diferentes experiencias de fe popular y religiosidad que fueron marcando sus primeros intereses por la vida religiosa y el servicio a los jóvenes. «Cuando tenía 14 años, me conmovió mucho ver a monaguillos y sacerdotes celebrando la misa en las fiestas patronales de Rocafuerte: Entonces dije: ‘yo también quiero estar ahí’ y pedí ser monaguillo y me aceptaron». Desde ese momento, Jean Carlos inició una etapa de apostolado de servicio al altar y fue reafirmando su interés por ser sacerdote con el acompañamiento de salesianos como el P. Gerónimo Ortega (+), P. Saturnino López (+) y P. Fernando Ramírez.
La experiencia que le motivó a dar el ‘sí’ a la formación salesiana fue el voluntariado que lo realizó en la UE Agronómico Salesiano donde acompañó a los jóvenes del internado. «Fue una etapa muy bonita porque se hacían actividades de campo y, al mismo tiempo, podía acompañar a los jóvenes internos de cerca, estar con ellos; es algo que influyó mucho en mí».
Dentro de su etapa formativa, recuerda mucho el año de tirocinio que realizó como asistente de los voluntarios en el Proyecto Chicos de la Calle y como animador en la UESPA. La experiencia con los niños, niñas y adolescentes en situación de calle marcó un hito es su camino vocacional, pues tomó contacto con los preferidos de Don Bosco.
Tras 14 años de formación, Jean Carlos afirma que vale la pena seguir a Jesucristo como sacerdote porque no se trata de cumplir un rol, sino que se trata de identificarse con una persona. «Cristo es una persona, no una idea, ni alguien que está lejano, sino que es un vínculo cercano… Esto se manifiesta diariamente con los hermanos de la comunidad, con los jóvenes del apostolado y con todas las personas que compartimos la vida salesiana».
El reto que afronta ahora como sacerdote salesiano es ser testimonio creíble de un Dios cercano, juvenil y misericordioso. «Los salesianos estamos para motivar el corazón de los jóvenes, para que sueñen en grande, para que cumplan sus proyectos y sean en la sociedad personas de bien, que aporten de manera significativa y propositiva».
Cristian Calderón
Oficina Salesiana de Comunicación