Testimonio de la voluntaria Ayleen Nazareno y su mensaje a la juventud: «Hagan mucho lío»
«Sean valientes, arriésguense, hagan lío», esas son las palabras del papa Francisco a la juventud. Como jóvenes católicos, enfrentamos retos únicos, pero, también, poseemos una fuerza inquebrantable que puede guiarnos en nuestro camino. Este es un momento crucial en tu vida, y es fundamental que te conectes con tu fe y con tus valores.
Sé que ustedes se estarán preguntando: ¿Cómo hacer lío? En un mundo que a menudo parece caótico y lleno de desafíos, el papa Francisco nos ha lanzado este poderoso mensaje. Esta invitación resuena en nuestros corazones, recordándonos que nuestra fe y nuestra energía pueden ser fuerzas transformadoras en la sociedad. Pero, ¿qué significa realmente hacer lío?
Con esta expresión, el Papa no se refiere hacer lío agresivamente ni a comportamientos inmorales dentro de la sociedad; por el contrario, es una invitación a que vivamos día a día el Misterio de la Pasión de Jesús, haciendo “ESE LÍO” que es proclamar el Evangelio y vivir la palabra de Dios. También, nos dice que seamos valientes; es decir, que no le temamos a aquellas adversidades que nos persiguen por el hecho de ser jóvenes discípulos de Dios.
Hacer lío significa desafiar la apatía que a veces nos rodea. Vivimos en una época en la que la indiferencia puede ser contagiosa. Alzando la voz por los que no tienen voz, defendiendo la justicia y el amor, estamos haciendo ruido en el silencio de la conformidad. El Papa nos anima a ser valientes, a salir de nuestra zona de confort y a actuar.
Ahora les invito también a participar en los encuentros juveniles que nos permiten encontrarnos con Jesús. En estos espacios no solo reflexionamos sobre temas cotidianos, sino que también, podemos conocer mucho más de nuestra espiritualidad, de quienes somos y a dónde queremos ir; nos ayudan a ser testimonios vivientes de Dios, a encontrarnos nosotros mismos en un ambiente de alegría y compartir el amor a Jesús y a María.
Ahora que sabes la importancia de lo que es hacer lío, me presento: soy Ayleen Nazareno, joven voluntaria de Esmeraldas. Cada una de estas palabras, te las he dicho desde un testimonio viviente; siendo voluntaria he podido llenar mi alma y espíritu. El voluntariado emerge como una respuesta profunda y transformadora, tanto para quienes reciben ayuda como para quienes la ofrecen. Es un acto de amor en acción, un compromiso tangible con los más necesitados, recordando que, desde el Evangelio, Jesús nos invita a vivir nuestra fe a través de las obras. En Mateo 25, el Señor nos recuerda que lo que hagamos por los demás, especialmente por los más pobres y marginados, lo hacemos por Él mismo: «Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mateo 25:40).
También, hay recalcar que ser voluntario no es un camino fácil. Implica un compromiso profundo que conlleva sacrificios personales como separarse de los seres queridos y dejar atrás comodidades. Esta separación, aunque dolorosa, es también una forma de vivir el Evangelio de manera radical, como lo hizo Cristo al entregarse completamente por amor a la humanidad. A través de este sacrificio, también los voluntarios experimentamos una cercanía más profunda con las personas a las que servimos, pues abrimos nuestro corazón a nuevas experiencias y a un amor más universal que trasciende los lazos de sangre y se enfoca en el bien común.
Como voluntarios, nuestra misión es clara: no buscamos ser el centro de atención ni acumular bienes materiales, sino servir con humildad, siguiendo el ejemplo de Cristo. Cuando nos despojamos de nuestras expectativas y nos enfocamos en las necesidades del otro, nos encontramos con una fuente de gozo profundo y una paz que solo puede venir de vivir conforme a la voluntad de Dios.
He descubierto que, una de las riquezas más grandes del voluntariado, es la oportunidad de entrar en contacto con diferentes culturas, tradiciones y realidades, pues nos ayuda a derribar barreras y prejuicios (muy comunes en nosotros los jóvenes), ampliando nuestra comprensión del mundo.
Al ofrecer nuestro tiempo y recursos, descubrimos una dimensión más profunda de nuestra humanidad, pues aprendemos a valorar lo que tenemos y a reconocer nuestras virtudes. Muchas veces, al ayudar a otros, nos damos cuenta de lo afortunados que somos, y nuestro corazón se llena de gratitud; con todo esto, yo te invito a que tú no te detengas, no tengas miedo, más bien, así como yo, tú también puedes realizar tu año de voluntario, donde Dios te llame y responder a ese llamado con un sí generoso.
Y es por eso que tú, joven, que lees estas palabras, te levantes y digas: quiero hacer lío, quiero que mi mundo, mi entorno, y mi sociedad mejoren, quiero que reine la paz, el amor, la empatía, la felicidad, quiero sentirme libre y quiero hacer de este mundo un lugar mejor. Solo así te darás cuenta de que, con Dios, nada es imposible. Por esta razón, me gustaría concluir recordándote que cada uno de nosotros, no debemos tener miedo dejarnos llevar por el Espíritu Santo y hacer mucho lío, porque con Dios de tu lado, todo lo que te propongas, se hará realidad.
Con mucho cariño: Ayleen…
Autora:
Ayleen Nazareno Caicedo | Voluntaria de Guaranda y colaboradora del CIRC
Asesor:
MSc. Elio Ramírez Rubira | Director y fundador del CIRC