Karla Pilozo: «Mi principal motivación como voluntaria es el deseo de servir»

A sus 24 años, Karla Pilozo, licenciada en Hotelería por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, se prepara para una experiencia de fe y servicio como voluntaria misionera internacional en Brasil. Desde la Comunidad del Prenoviciado, comparte cómo descubrió su vocación de servicio, los desafíos que vislumbra y el papel que Dios ha tenido en su vida.

¿Cómo conociste la propuesta del voluntariado misionero salesiano?

Conocí la propuesta del voluntariado gracias a un amigo del movimiento Juan XXIII. Yo ya tenía el entusiasmo de participar en un voluntariado, pero no conocía muchas opciones. Ver su entusiasmo al colaborar con los salesianos me motivó mucho. Luego conversé con Yimber Baque, quien era el encargado de los prevoluntarios, y me explicó más sobre la propuesta. Me invitó a participar y, durante un año y medio, recibí formación con la comunidad y también con las Hijas de María Auxiliadora.

¿Qué te motivó a dar este paso y lanzarte a la experiencia del voluntariado misionero internacional?

Mi principal motivación es el deseo de servir y también tengo curiosidad por conocer cómo se vive y se predica la fe en otros lugares. Creo que la curiosidad también ha sido un motor importante; me impulsa a conocer nuevas realidades y a comprobar que el amor de Dios puede superar cualquier barrera.

¿Cómo descubriste que Dios te llamaba a esta vocación de servicio?

Lo descubrí cuando estaba por rendirme. Cuando mi primer formador se fue, empecé a dudar si estaba lista. Yo siempre le rezo a Dios y le pedí una señal, y esa respuesta llegó a través de mi madre, quien me dijo: «Si tanto entusiasmo tenías antes, ¿por qué ya no te veo igual? Si quieres servir, tienes mi apoyo. Tú no eres de esas personas que se rinden». Sus palabras me recordaron mi propósito. Fue la manera en que Dios me pidió continuar.

¿Cuál crees que será tu mayor desafío en esta misión?

Creo que el estrés será uno de los principales desafíos, porque suelo exigirme mucho para que todo salga bien. También el hecho de adaptarme a una nueva cultura y a las expectativas de las personas con las que compartiré. Ellos abren sus brazos con generosidad, y mi reto será estar a la altura de ese gesto.

¿Qué dones pondrás al servicio durante tu voluntariado?

Estoy aprendiendo a desarrollar el don de la paciencia, la sabiduría y la escucha. Antes de actuar, quiero entender a las personas y sus historias. Si me piden un consejo, lo daré con gusto; pero si solo necesitan ser escuchadas, estaré ahí para hacerlo. Además, debo adaptarme a un idioma y cultura diferentes, lo cual requerirá apertura y humildad. A la misión que vaya, quiero entrar en la vida de las personas.

¿Qué aspecto del carisma de Don Bosco quieres reflejar en tu misión?

Su capacidad para acercarse a personas completamente distintas a él. Por ejemplo, cuando visitaba las cárceles, su sonrisa y carisma lograban cautivar a los niños y jóvenes que se encontraban allí.

¿Cómo te ha preparado tu experiencia en Macas para esta misión?

He aprendido mucho, especialmente sobre la paciencia. En las últimas semanas he tenido la oportunidad de dar clases sola, lo cual ha sido un gran reto. Los niños son muy participativos y eso me ha ayudado a fortalecer mi carácter y flexibilidad. Entendí que en la misión encontraré personas de todas las edades y que cada una será una oportunidad de aprendizaje.

¿Qué mensaje darías a los jóvenes que están pensando en vivir una experiencia de voluntariado misionero?

Creo que es importante que los jóvenes busquen distintas maneras de acercarse a Dios. Que no se queden solo en la rutina o en pensar que basta con asistir a misa. Los animo a salir de su zona de confort, a encontrar formas concretas de servir, de agradecer y de vivir su fe con generosidad.

Cristian Calderón
Oficina Salesiana de Comunicación

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