El pasado domingo vivimos un Jubileo que marcó profundamente nuestros corazones. Universitarios, colegios, parroquias, oratorios, scouts y movimientos juveniles nos unimos y descubrimos que somos una Iglesia viva, joven y llena de esperanza.
Entre cantos, dinámicas y momentos de oración, experimentamos la certeza de que Dios camina con nosotros. Este Jubileo no fue solo un evento, sino una verdadera experiencia de fe y comunión: cada encuentro se convirtió en semilla de misión, de alegría y de transformación personal.
Y esa experiencia nos impulsa a no quedarnos quietos, sino a ser jóvenes en salida, a llevar la esperanza de Cristo a cada rincón de nuestra vida y a convertirnos en misioneros que contagien alegría, fe y fraternidad.
¡Que este Jubileo sea el inicio de una misión que nunca se detenga!



Christian Figueroa
Dirección Técnica de Pastoral | UPS, Guayaquil