50 años de una vida entregada a Dios: Homenaje al P. Esteban Ortiz en la Comunidad de Machala
En un mundo que cambia como el viento, donde lo eterno parece ajeno y el compromiso se desvanece entre lo fugaz, hay vidas que son faros. Vidas que, silenciosamente, arden como una llama constante. El P. Esteban Ortiz es una de esas vidas.
Hace cincuenta años, un joven dijo «sí» a Dios. No fue un «sí» cualquiera sino una decisión radical, tierna y valiente. Un «sí» que ha atravesado generaciones, que ha curado heridas invisibles, que ha acompañado a los que lloran, que ha bautizado a los que nacen, que ha sostenido a los que mueren. Un «sí» que se ha hecho pan partido y vino derramado en cada misa, en cada consejo, en cada silencio cargado de presencia.
El miércoles 4 de junio, la Comunidad Nuestra Señora de la Merced de Machala tuvo el privilegio de celebrar ese «sí» en una Eucaristía que no fue solo conmemoración, sino acción de gracias viva, canto agradecido, oración encarnada.
La mirada del padre Esteban —serena, luminosa, plena— hablaba más que sus palabras. Porque hay una sabiduría que sólo nace del amor constante. Hay una unción que sólo el tiempo fiel puede entregar. Y hay una alegría profunda que sólo brota en el alma que ha sabido confiar cuando todo ardía y cuando todo callaba.
Gracias padre Esteban por ser testimonio y reflejo del Buen Pastor. En ti celebramos la belleza de una vocación sostenida por la gracia y el amor, celebramos que sí es posible vivir para algo más grande que uno mismo.
Pedimos a Dios que te siga sosteniendo con salud, lucidez y fortaleza. Que tu caminar inspire a muchos a levantar la vista, a responder con valentía y a confiar en el Dios que nunca abandona.
Elizabeth Juárez | Neiser Carchipulla
Referentes Locales de Comunicación | Comunidad de Machala