La Navidad nos regala una escena sencilla y profundamente humana: un Niño acostado en un pesebre, rodeado de pobreza, ternura y esperanza. En el acompañamiento espiritual salesiano, esta imagen nos invita a una pregunta clave para la vida cristiana: ¿qué regalos puedo ofrecerle yo al Niño Jesús hoy, desde mi realidad concreta?
Inspirados en el estilo cercano de Don Bosco y en una espiritualidad encarnada en la vida cotidiana, compartimos cinco consejos que nos ayudan a vivir una Navidad con sentido, más allá de lo material.
1. Regálale tu tiempo
En medio del ritmo acelerado, dedicar tiempo a Dios es un acto profundamente contracultural. Un momento de silencio, una oración sencilla o la lectura del Evangelio del nacimiento de Jesús pueden convertirse en un verdadero regalo. El Niño Jesús no pide grandes discursos, sino un corazón disponible.
2. Regálale tu reconciliación
La Navidad es tiempo de paz. Revisar nuestras relaciones, pedir perdón, perdonar o dar el primer paso hacia la reconciliación es un regalo que agrada profundamente a Dios. Como decía Don Bosco: «no basta amar, es necesario que se sientan amados».
3. Regálale tu alegría
La Espiritualidad Salesiana es una espiritualidad de la alegría. Sonreír, animar, acompañar a otros con esperanza, especialmente a los jóvenes y a quienes están solos o tristes, es una forma concreta de hacer presente a Jesús en el mundo.
4. Regálale tu compromiso
El Niño del pesebre nos invita a crecer. Un pequeño compromiso —ser más paciente, servir en casa, participar en la comunidad, acompañar a alguien que lo necesita— puede convertirse en un regalo duradero que transforma nuestra vida y la de los demás.
5.Regálale tu confianza
Finalmente, ofrecerle nuestras preocupaciones, miedos y sueños. Confiar en que Dios camina con nosotros, incluso en la fragilidad, es un acto de fe profundo. San Francisco de Sales nos recuerda que Dios habita en la sencillez del corazón confiado.
Esta Navidad, el pesebre nos enseña que los regalos más valiosos no se envuelven en papel, sino que nacen del corazón. Que, al estilo salesiano, sepamos ofrecerle al Niño Jesús lo mejor de nosotros: una vida vivida con amor, alegría y esperanza.

P. David De la Cruz, SDB
Comunidad Cuenca – Yanuncay




