«Servir me hace feliz»: el testimonio de Marco Punina, exintegrante de la Residencia Universitaria Intercultural Don Bosco

El camino de Marco (24), joven originario de Salinas de Guaranda, comenzó junto a los salesianos cuando entró en el colegio. Allí conoció al P. Antonio Polo y, a través del oratorio, experiencias misioneras y convivencias, descubrió el valor del servicio y el acompañamiento, pilares que marcaron su formación humana y cristiana.

Tras culminar sus estudios secundarios, Samuel decidió vivir la experiencia del voluntariado nacional en Taisha, durante los años 2020 y 2021, en plena pandemia. Tras concluir su misión como voluntario, motivado por el deseo de ser profesional, se integró a la Residencia Universitaria Intercultural Don Bosco, donde cursó y finalizó la carrera de Ingeniería Automotriz en la Universidad Politécnica Salesiana, sede Quito.

En este espacio de convivencia entre jóvenes de distintas regiones del país, fortaleció su espíritu de servicio y su compromiso con la misión salesiana, participando en el Oratorio P. José Carollo, impartiendo la catequesis y llevando adelante actividades pastorales. Ahora se prepara para una nueva misión: el voluntariado misionero internacional en Bolivia.

¿Qué te motivó a lanzarte al Voluntariado Misionero Internacional?

Las experiencias vividas con los salesianos es lo que me motivó a decidirme por el voluntariado internacional. Desde el colegio descubrí que servir me hace feliz. He comprobado que la verdadera alegría está en dar y no en recibir. Esa alegría se manifiesta en el servicio, especialmente al acompañar a los más pequeños, a los más olvidados y vulnerables de nuestra sociedad.

¿Cómo descubriste que Dios te llamaba a este servicio?

He sentido el llamado de Dios en cada experiencia con los niños, jóvenes y familias sencillas que he acompañado en la Amazonía y también en Esmeraldas. En cada encuentro, al compartir la vida con ellos, me he dado cuenta que Dios me estaba hablando y siento que estoy respondiendo a su llamado de servir al prójimo.

¿Qué esperas aprender de la comunidad donde realizarás tu voluntariado?

Lo que quiero es integrarme con la cultura del lugar donde me envíen, estar entre los jóvenes y acompañarlos, como lo hizo Don Bosco. Asimismo, espero acercarme y fortalecer mi relación con Dios, porque Él se manifiesta en los más pequeños y vulnerables.

¿Qué dones pondrás al servicio de la comunidad?

Ofreceré mi disponibilidad; soy una persona que siempre está disponible para lo que se necesita. Igualmente, me gusta acompañar, escuchar, trabajar y compartir la vida cotidiana y los momentos de fe. También, pondré mi capacidad de cercanía: relacionarme con sencillez y sin barreras, creando vínculos verdaderos. En este camino quiero compartir un testimonio de esperanza; creo que ahí habrá valido la experiencia del voluntariado.

¿Qué valor del carisma salesiano quieres reflejar en tu servicio?

La cercanía con los jóvenes, como lo hizo Don Bosco. No solo estar para enseñarles, sino caminar con ellos, compartir la vida y la alegría. Acompañarlos desde la humildad y la sencillez. Quiero ser un joven que acompaña y no que llega a imponer; esa es, para mí, la verdadera forma de amar.

¿Qué le pediste a Dios previo a la ceremonia de envío?

Le pedí que me acompañe siempre, donde quiera que vaya. Sé que no será fácil, pero pongo todo en sus manos. En los momentos de duda, recordaré la motivación que me impulsa a servir. Todo lo que tengo planeado hacer en mi voluntariado, lo pongo en manos de Dios y de la Virgen Auxiliadora.

¿Qué mensaje darías a los jóvenes que piensan en hacer voluntariado?

Les diría que no tengan miedo. Si sienten el deseo de servir a la sociedad, que se atrevan y digan «sí». Cuando hice el voluntariado nacional, tres compañeros de Salinas de Guaranda no se animaron por temor. Si sienten ese pinchazo en el corazón, tienen que hacerlo.

En la Exhortación Apostólica «Dilexi te» («Te he amado»), el Papa León XIV nos dice que no solo la Iglesia es encargada de atender a los más necesitados. Por eso invita a todos los cristianos a atender a los más necesitados, a los más vulnerables de la sociedad. Entonces, eso es lo que vamos a realizar nosotros en el voluntariado.

Invito a los jóvenes a confiar: donde vayan, Dios siempre estará presente y los esperará con los brazos abiertos, a través de las personas más sencillas.

Cristian Calderón
Oficina Salesiana de Comunicación

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