Anderson Baque forma parte de una generación de jóvenes que han encontrado en el carisma de Don Bosco un camino de servicio y crecimiento personal. A sus 23 años, este joven psicólogo, exalumno de la Unidad Educativa Don Bosco de La Tola y graduado de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), se prepara para vivir una nueva experiencia: el Voluntariado Misionero Internacional en Brasil. En esta entrevista, Anderson comparte su historia, sus motivaciones y los aprendizajes que ha dejado el servicio a los demás.
¿Qué recuerdos conservas de tu voluntariado nacional?
Fue una experiencia profundamente humana. En la Comunidad de Sevilla Don Bosco aprendí a valorar la humildad, el servicio y a reconocer que el verdadero crecimiento está en ayudar al otro. Esa vivencia me enseñó a ser agradecido por lo que tengo y a compartirlo con alegría.
¿Qué te motivó a dar ahora el paso hacia el Voluntariado Misionero Internacional?
Después de culminar mi voluntariado nacional y mis estudios en Psicología, sentí el deseo de seguir sirviendo. Durante la universidad me dediqué de lleno a mis estudios y me alejé un poco del ámbito pastoral, pero cuando terminé, volví a sentir el llamado. El P. Robert García me invitó a retomar el servicio y la experiencia en la Comunidad San Felipe Neri de Esmeraldas reavivó mi vocación. Hoy siento que puedo aportar desde mi profesión y mi fe.
¿Ya sabes en qué lugar realizarás tu voluntariado internacional?
Sí, junto con otros tres compañeros, seremos enviados a Brasil. Me emociona mucho, aunque también me genera incertidumbre por el idioma y la cultura. Sin embargo, voy con la disposición de aprender, sin imponer nada. Estoy convencido de que ellos me enseñarán mucho más de lo que yo pueda ofrecer.
¿Cuál crees que será tu mayor desafío en esta nueva etapa?
Seguramente el idioma será un reto importante, pero confío en mi capacidad de adaptación. Voy con una actitud de apertura, dispuesto a aprender y a dar lo mejor de mí. Creo que la paciencia, la resiliencia y la proactividad son los dones que Dios me ha regalado y que deseo poner al servicio de los jóvenes de Brasil.
¿Qué valor del carisma salesiano quisieras transmitir en tu misión?
El amor desinteresado. Don Bosco nos enseñó que todo debe hacerse por amor y nada a la fuerza. Ese es el mensaje que quiero llevar: amar al otro sin condiciones, desde la alegría y el servicio.
Finalmente, ¿qué mensaje darías a otros jóvenes que estén pensando en vivir esta experiencia?
Les diría que el voluntariado es una escuela de vida. Servir a los demás te llena el corazón y te enseña a valorar lo esencial. Estamos llamados a compartir nuestros dones, a crecer y a poner nuestro conocimiento al servicio de quienes más lo necesitan. En mi caso, la Psicología me permite acompañar a niños y jóvenes desde diferentes realidades, y eso me hace profundamente feliz.
Cristian Calderón
Oficina Salesiana de Comunicación