Viviendas dignas fueron entregadas a familias en extrema vulnerabilidad de la Isla Trinitaria

En el sector Nigeria de la Isla Trinitaria, al sur de Guayaquil, tres familias afrodescendientes en situación de extrema vulnerabilidad recibieron viviendas completamente reconstruidas, en el marco de un proyecto que apuesta por la dignidad humana, la inclusión social y el derecho a un hogar seguro.

Estas familias, que durante años enfrentaron condiciones de vida precarias, ahora cuentan con casas dignas y adecuadas, gracias al trabajo articulado de la Fundación Pöschl y la Fundación Proyecto Salesiano Guayaquil. Este esfuerzo forma parte de una misión permanente de acompañamiento a las poblaciones más excluidas de la ciudad, especialmente niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus familias.

Tres historias de resiliencia y esperanza

Familia Quiñónez Porozo: Un sueño que resistió al tiempo

Hace 25 años, Ana María Porozo Gruezo y su esposo Luis Moisés Quiñónez dejaron Machala para buscar un futuro mejor en Guayaquil. Con mucho esfuerzo, compraron un terreno en la Isla Trinitaria y construyeron una casa de caña. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de recursos deterioraron la vivienda hasta hacerla inhabitable en 2020.

Desde entonces, vivieron en la casa de un familiar, bajo la amenaza constante de desalojo y en condiciones difíciles. A pesar de ello, nunca perdieron la esperanza. Con lo poco que ganaban, comenzaron a ahorrar para reconstruir su hogar, comprando hierro y arena. Pero, los ingresos no alcanzaban.

Hoy, después de años de lucha silenciosa, la familia Quiñónez Porozo recibe una nueva casa: segura, digna y funcional, donde podrán vivir con tranquilidad, retomar sus sueños y fortalecer el hogar que un día imaginaron juntos.

Familia Brunis Triana: El esfuerzo de una madre incansable

Nancy Brunis Triana es madre y pilar de su familia. En 2012 fue reubicada por el proceso de regeneración urbana y empezó de cero en un nuevo terreno de la Isla Trinitaria. Allí levantó su casa con madera y esfuerzo propio. Desde entonces, sobrevive gracias a su trabajo informal como técnica de cejas y pestañas en el mercado de su comunidad.

Su vivienda reflejaba las duras condiciones de vida: paredes deterioradas, dormitorios divididos por sábanas, sin cocina ni baño adecuados, y con pisos agrietados e inestables. Aun así, Nancy nunca dejó de luchar por sus hijos.

Hoy, esa lucha es reconocida. La familia Brunis Triana inicia una nueva etapa con una vivienda digna que les ofrece estabilidad, salud higiénica y esperanza. Un espacio seguro desde donde podrán construir un futuro más justo y humano.

Familia Caicedo Cortez: Valentía que transforma el dolor en fuerza

María Angélica Caicedo es una mujer guayaquileña que, hace nueve años, tomó una decisión valiente: alejarse de una relación marcada por la violencia para proteger a sus tres hijos. Desde entonces, ha criado sola a su familia en una vivienda de caña y madera, construida con amor, pero sin condiciones adecuadas.

El estado de su hogar era crítico: paredes de caña con agujeros, divisiones frágiles, un baño improvisado sin paredes, y parte del piso aún de tierra. Sin embargo, María Angélica nunca se rindió. Trabaja como manicurista a domicilio, aferrada a su convicción de que sus hijos merecen algo mejor.

Hoy, gracias al compromiso por la vivienda digna, la familia Caicedo Cortez cuenta con una casa segura, con servicios básicos, donde vivir con tranquilidad, salud y esperanza.

Compromiso con la dignidad humana

La entrega de estas tres viviendas es mucho más que una mejora material. Es una respuesta concreta a la exclusión, una apuesta por la justicia social, y una reafirmación del compromiso de las organizaciones involucradas con las familias que más lo necesitan.

«Para muchas personas, una casa es algo básico. Para estas familias, es un renacer. Es devolverles la posibilidad de vivir sin miedo, con dignidad y con esperanza”, expresó el P. Mario Ramos, SDB, director de la Fundación Proyecto Salesiano Guayaquil.

Estas acciones reflejan el impacto real de la solidaridad y el trabajo colaborativo. La Fundación Pöschl, desde su compromiso internacional con el desarrollo humano, y la Fundación Proyecto Salesiano Guayaquil, desde su presencia en los territorios más empobrecidos de la ciudad, siguen construyendo caminos de vida junto a quienes han sido históricamente olvidados.

Un llamado a la corresponsabilidad

La transformación de estas familias nos recuerda que el derecho a una vivienda digna no debe ser un privilegio, sino una realidad para todos y todas. Y que, cuando las instituciones, la sociedad civil y la comunidad se unen, es posible cambiar vidas.

Evelyn Mendoza
Referente Local de Comunicación | Fundación Proyecto Salesiano Guayaquil

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