«Enviados a servir con alegría»: Jóvenes del Domingo Savio de Cayambe comparten la Semana Santa en Tanicuchí
La comunidad educativa de la Unidad Educativa Fiscomisional Domingo Savio (UEFDS) de Cayambe vivió un momento de gran significado espiritual y pastoral: el envío misionero de un grupo de jóvenes que, con corazones dispuestos y espíritu alegre, partieron hacia la comunidad de Tanicuchí, parroquia rural del cantón Latacunga, para vivir y compartir la Semana Santa en clave de fe, servicio y solidaridad.
El grupo está conformado por estudiantes que pertenecen al Movimiento Juvenil Salesiano Misionero y a los prevoluntarios que se forman dentro de la comunidad. Jóvenes que, animados por el carisma de Don Bosco y el ejemplo de Jesús Misionero, decidieron dar un paso valiente y generoso: salir de su zona de confort para ir al encuentro de otros, llevar un mensaje de amor y convertirse en signos vivos de esperanza.
La jornada inició con la eucaristía de envío, presidida por el P. Jean Carlos Cruzate, SDB, Animador Pastoral de la comunidad. En esta misa, cargada de emoción, se realizó la imposición de cruces misioneras como símbolo del compromiso que los jóvenes asumen: anunciar con su vida el Evangelio, en especial en esta Semana Santa, tiempo fuerte de fe y renovación espiritual.
A lo largo de la semana, los misioneros participaron en diversas actividades pastorales y comunitarias: animación litúrgica de los días santos, visitas a hogares, jornadas de catequesis con niños y jóvenes, celebraciones del Viacrucis, vigilias de oración y momentos de encuentro con las familias del sector. No van como turistas, ni como simples visitantes: van a caminar junto a la gente, a compartir la vida cotidiana, a aprender de su fe sencilla, y a regalar lo mejor de sí mismos.
Es una experiencia que transforma, porque no se trata solo de dar, sino también de recibir: cada gesto de acogida, cada sonrisa, cada historia compartida en medio del campo o en la parroquia, se convierte en una semilla de Dios sembrada en los corazones.
La misión se convierte también en una propuesta educativa integral. En ella, los jóvenes ponen en práctica lo aprendido en las aulas: valores, liderazgo, sentido de comunidad, compromiso social y visión cristiana de la vida. Es aquí donde el ideal salesiano se hace vida, porque los jóvenes no solo son destinatarios de la misión educativa, sino protagonistas de una transformación que va más allá de lo académico.
La propuesta del MJS Misionero y del prevoluntariado no es improvisada. Responde a un proceso de formación, discernimiento y acompañamiento donde los chicos descubren su vocación de servicio. Durante la Semana Santa, muchos de ellos vivieron por primera vez una experiencia que los marcó profundamente: el encuentro con el otro desde la fe, la sencillez y la entrega.
En un mundo que muchas veces empuja al individualismo, estas misiones son un signo profético: jóvenes que deciden entregarse, que apuestan por el bien común, que buscan a Dios en las periferias y en el rostro del otro.
Don Bosco soñó con una juventud activa, alegre y comprometida con su entorno. Hoy, ese sueño se renueva en cada uno de nuestros misioneros. Ellos no fueron solos: llevaron consigo el espíritu salesiano, el amor de la comunidad, y la certeza de que, como decía el santo de los jóvenes, «Dios nos ha puesto en el mundo para los demás».
Franklin Valenzuela
Referente Local de Comunicación | Comunidad Cayambe