Cierre de los trabajos en Turín del CG29: aprobado el documento final, se continúa el camino con María

El cierre espiritual del Capítulo General 29 de los salesianos de Don Bosco se realizará con la celebración eucarística de los capitulares en el Vaticano y el cruce de la Puerta Santa: la coincidencia de la finalización anticipada del sexenio 2020 con este Jubileo (otro «signo» que hay que comprender) da motivo para localizar en Roma las últimas horas de la asamblea salesiana.

Con un notable esfuerzo organizativo y de acogida en las diversas estructuras (San Calisto, Pío XI, Bufalotta, UPS y Casa Generalicia), los participantes del Capítulo concluyen así, en la tumba de Pedro, el camino y la «conversación del espíritu» que caracterizó de forma especial la experiencia.

Se respira aire de regreso a las comunidades, que esperan a los hermanos y las conclusiones alcanzadas por ellos en el trabajo en la Casa Madre de Valdocco. El límite temporal para casi todos es el Domingo de Pascua, fiesta de la Esperanza de salvación que entra y actúa en la Historia. Las referencias a las situaciones de sufrimiento extremo de muchos de los participantes que provienen de países en guerra, golpeados por eventos catastróficos o por los cambios climáticos, fueron constantes en el compromiso del Capítulo.

La última «buenas noches» fue confiada – para significar todas estas situaciones de sufrimiento – al testimonio del P. Andriy Bodnar, SDB, vicario inspectorial de la Visitaduría «María Auxiliadora» de Ucrania greco-católica. Su intervención, seguida con gran atención por todos – quienes se reconocían en el sufrimiento expresado (los hermanos de Myanmar, Congo, Cuerno de África, Sudán, Tierra Santa…)– selló el sentido global del Capítulo, que asume los sufrimientos de los más golpeados por las injusticias y violencias y los convierte en «proyecto» de restitución de dignidad y derechos.

El Rector Mayor, Don Fabio Attard, dejó un saludo «preliminar», en espera del definitivo en Roma, fundado en un gran sentido de gratitud por lo realizado por los capitulares: «Yo fui el último en llegar, hace solo dos semanas, ustedes están aquí desde hace ocho…»; y también lanzó la invitación a alegrarse por el clima respirado en el encuentro y a llevar, con valentía, a las respectivas Inspectorías cada tesoro recogido en el CG29.

Todo lo trabajado ha confluido en el documento final, aprobado en la mañana del martes 8 de abril. No era fácil converger en expresiones necesariamente sintéticas, complicadas por los distintos matices que las mismas palabras y conceptos pueden tener en los 136 países de presencia salesiana. Ese es el primer desafío de la interculturalidad, pero existen los presupuestos para que el mensaje se formule de la manera más adecuada. Con el texto escrito, de hecho, hablarán los participantes, que han llenado sus pulmones de la voluntad compartida de acercar más al Señor su compromiso cotidiano o, mejor dicho, de «hacer lo que Él diga», como se ha meditado largamente en estos días.

Son las palabras de María en Caná, y es nuevamente María quien dio al P. Eunan McDonnel la pauta para una profunda meditación sobre la frase del Evangelio de Lucas: «Conservaba estas cosas en su corazón». Es lo que se debe hacer ahora también: después del bullicio de los días en Turín, del viaje de regreso, de la fiesta del retorno… los capitulares tendrán ocasión de dejar decantar los pensamientos que han afluido a sus mentes. El proceso, como sugirió el Inspector de Irlanda, será hacer que el replanteamiento ocurra a nivel del corazón, más que del cerebro. Fue vivido de manera real el encuentro con María durante el tiempo sereno de oración del penúltimo día de trabajo en asamblea: poner con sencillez las propias manos en las suyas, para entregar las preocupaciones, pero también aquello que dio entusiasmo pastoral en estas semanas.

En esa misma sintonía, el Rector Mayor anticipó que su mejor regalo será la entrega de la «medalla de María», que mientras tanto habrá pasado una noche en el Colle Don Bosco (confiada a su director, padre Thathireddy Vijayabhaskar, elegido hace pocos días por el Rector Mayor como su secretario personal) en el punto exacto donde nació Juan Bosco. «No es un gesto de devocionismo», dijo, «sino un acto de verdadero abandono a nuestra Madre».

Se espera que entre los primeros actos del padre Attard esté justamente una reflexión sobre la devoción a la Auxiliadora como aspecto carismático del espíritu salesiano, siguiendo el ejemplo de lo que hizo su predecesor padre Egidio Viganò.

Fuente: ANS

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