Comunidad salesiana San Felipe Neri inaugura iglesia del Cristo Negro en las riberas del río Esmeraldas

El sábado 19 de octubre se llevó a cabo la consagración y bendición de la nueva iglesia del Cristo Negro de la Isla Santa Cruz, un acontecimiento significativo para los habitantes de esa zona ubicada en las riberas del río Esmeraldas. La ceremonia fue presidida por Mons. Antonio Crameri, Obispo del Vicariato Apostólico de Esmeraldas, quien destacó la importancia de este nuevo lugar de culto como un símbolo de esperanza y unidad para la comunidad católica.

En esta ceremonia estuvieron presentes el P. Robert García, director de la comunidad San Felipe Neri; P. Enrique Lima, director de la comunidad San Juan Bosco, Javier Buitrón, gobernador de Esmeraldas, representantes de la Pastoral Afro de Esmeraldas y Guayaquil, hermanos salesianos de las dos comunidades de Esmeraldas, sacerdotes de varias parroquias eclesiásticas de la ciudad, religiosas de distintas congregaciones, entre otros.

La celebración comenzó afuera del templo, donde Monseñor Crameri saludó y dio la bienvenida a los feligreses. A continuación, se entregaron las llaves y planos de la iglesia al Obispo de Esmeraldas, en un acto liderado por los arquitectos Edwin y Enrique Muzo, en representación de los benefactores: Sra. Sissi y Sr. Ernesto Poschl de Alemania, y las comunidades salesianas de Esmeraldas, Quito, Guayaquil, Riobamba y Cuenca. El corte de cinta, realizado por el P. Robert García y P. Enrique Lima, junto al Gobernador de Esmeraldas y la señora Insita Vivero (quien donó los terrenos para la reconstrucción de la obra), dio paso a la inauguración de la iglesia.

El P. Marco Paredes, promotor y responsable de la reconstrucción de la iglesia, fue el encargado de abrir las puertas del nuevo templo. Una vez terminado el rito de entrada, el Obispo bendijo el agua para rociar al pueblo en señal de penitencia y para purificar los muros y el altar del nuevo templo, mientras los asistentes cantaban himnos de alegría.

En su homilía, Mons. Crameri, destacó la importancia de la fe y la comunidad, subrayando que: «la nueva iglesia es un símbolo de la luz del amor en un mundo tan roto por la oscuridad del pecado, de las guerras, violencia e injusticia, situaciones que podemos ganar uniéndonos cada vez más a Dios, como nos recuerda el Papa Benedicto XVI: saca a Dios de tu vida y tu vida se convierte en infierno. Y nosotros no queremos infierno, nosotros queremos paraíso».

Acabadas las letanías a los santos, se colocaron las reliquias sobre el altar de San Juan Bosco, Santo Domingo de Savio, San Daniel Comboni, Santa Teresa de Calcuta y San José Cottolengo, entregadas al Obispo en forma de procesión. Y se procedió a la firma del acta de dedicación de la iglesia firmada por el P. Marco Paredes y Mons. Antonio Crameri.

La jornada estuvo marcada por alabanzas y cantos afro que resonaron en todo el recinto, acompañados con las presentaciones del grupo de marimba de la parroquia Santa Marianita, creando así un ambiente de sinodalidad, fe y espiritualidad de todos los asistentes.

El P.  Marco Paredes destacó que, en el mes del afroecuatoriano, la comunidad cristiana de la Isla Santa Cruz, con la animación de la comunidad de San Felipe Neri, dedican este templo para la animación pastoral y misionera del sector de la ribera, y al servicio de los fieles de la ciudad.

La jornada culminó con las palabras del P. Robert García, quien expresó su agradecimiento al Obispo de Esmeraldas y a todas las personas que colaboraron para hacer realidad la reconstrucción de la iglesia. Agradeció al P. Marcelo Farfán, inspector, por la donación de las imágenes que se colocaron en el templo y quien indicó que, mientras existan niños, niñas, jóvenes y sus familias en situación de vulnerabilidad, los salesianos permanecerán en las riberas del río Esmeraldas.

«Esta iglesia no solo es un edificio, sino un hogar espiritual y un faro de luz y esperanza para la comunidad… Un nuevo espacio sagrado donde todos podrán encontrar consuelo y guía», afirmó el Padre Robert en su discurso.

La fiesta de dedicación y consagración de la iglesia del Cristo Negro será recordada no solo por su significado religioso, sino también por el espíritu de alegría y unidad que prevaleció en la comunidad cristiana católica del sector. Los asistentes se despidieron con el corazón lleno de esperanza, ansiosos por las futuras actividades que se llevarán a cabo en este nuevo espacio sagrado.

Andrea Altafuya

Comunicación Proyecto Salesiano Costa Norte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This field is required.

This field is required.