Ecuador en caos: violencia y narcotráfico. Pero hay quienes siembran esperanza

Habla el padre Marcelo Farfán, inspector de los Salesianos en el país sudamericano. Describe una realidad dramática: “la gente está presa del miedo”. Un Estado débil frente a un fuerte crimen organizado relacionado con las drogas. Causas internas e internacionales han desorganizado a la nación. La presencia de religiosos en varias ciudades, en los barrios populares y de mayor riesgo, tiene como objetivo educar, crear oportunidades y dar esperanza a los jóvenes, defender a los niños de la calle.

La situación en Ecuador es dramática. La violencia está rampante. Hablamos de ello con el padre Marcelo Farfán, de 60 años, 41 de ellos sacerdotales, inspector de los Salesianos en el estado sudamericano y profundo conocedor de las dinámicas que llevaron al caos en su país. «La situación aquí es grave y se ha declarado un conflicto armado interno».

¿Cómo está reaccionando la población?

Está presa del miedo. En el país las escuelas, la mayoría de las empresas, industrias e instituciones solo trabajan de forma remota porque no sabemos qué puede pasar. Quizás no pase nada, quizás haya un atentado o un secuestro…

¿Cuáles son las raíces de tanta violencia?

Son profundos. Uno es el creciente empobrecimiento de la población como resultado no sólo de la pandemia sino también de la caída de los precios internacionales del petróleo. Ecuador es un país dependiente del petróleo crudo. La otra causa se debe a las políticas equivocadas adoptadas especialmente por los últimos tres presidentes, que han debilitado la capacidad del Estado para controlar el narcotráfico y la violencia, reduciendo las inversiones: se han reducido los aparatos de seguridad y se han desmantelado las estructuras gubernamentales. A todo esto, se suma la disminución de la inversión en educación.

El resultado es que las pandillas se han aprovechado del empobrecimiento de familias y jóvenes de los sectores populares.

Estos jóvenes no tienen acceso al trabajo ni a la universidad. Este es el caldo de cultivo para las pandillas locales presentes especialmente en las zonas más populares de la costa ecuatoriana, en el Pacífico.

Hoy hay 22 bandas criminales organizadas peleando entre sí en Ecuador, un escenario peor incluso que el de Colombia en la época de Pablo Escobar.

Sí, pero –repito– es resultado del empobrecimiento del país, la falta de oportunidades para los jóvenes y la desinversión en el sector educativo. Junto a un cuarto elemento: las bandas internacionales que, junto a las nacionales, lograron ingresar al aparato estatal, corrompiendo a la clase política y a la policía. Por eso los ecuatorianos ya no tienen fe en ellos. Lamentablemente, Ecuador se ha convertido en un centro de operaciones internacionales de narcotráfico con presencia de colombianos, mexicanos y albaneses.

¿Cuándo empezó todo esto?

Cuando Colombia firmó la paz con las FARC, que dirigían el lucrativo negocio de la droga. Los cárteles analizaron la situación, las FARC fueron desmanteladas y se produjo la dispersión de una serie de grupos que querían controlar las rutas del narcotráfico. Para ellos lo mejor era venir a Ecuador, un país con regulaciones débiles para controlar el narcotráfico, una clase política corrupta y facilidad para controlar la aplicación de la ley. Y eso explica que mi país exporte drogas a Estados Unidos, Europa y el sur del continente, especialmente Brasil y Argentina. Es así como Ecuador se ha convertido en un paraíso para los cárteles de la droga y nos sorprende lo que vemos en nuestro país, porque no coincide con el espíritu ecuatoriano ni con nuestra forma de ser. Nos sentimos como si hubiésemos sido invadidos por algo extraño.

¿Cuál es el compromiso de vosotros salesianos?

Seguimos enfocándonos en la educación de jóvenes de grupos sociales populares. En la costa estamos presentes en Manabí y Esmeraldas, donde trabajamos en uno de los barrios donde las pandillas son fuertes y los hermanos salesianos corren mucho riesgo.

También tenemos una escuela en Guayas y El Oro donde nuestras casas son un espacio con más esperanza para la educación, para crear oportunidades, también en Guayaquil donde trabajamos con niños de la calle.

Disponemos de un centro de referencia en Monte Sinaí, en un barrio obrero. Todos son proyectos que buscan establecer una relación con la población y con los jóvenes para evitar que caigan en el narcotráfico y darles algunas habilidades para la inserción laboral.

¿Cuántos Salesianos hay en Ecuador?

Sólo 132, pero es una presencia muy significativa con 22 escuelas en la costa, en la sierra y en la Amazonía. Tenemos una universidad muy importante con 25.000 estudiantes en Guayaquil, Quito y Cuenca y organizamos jornadas para jóvenes en situación de vulnerabilidad en 7 ciudades. Por no hablar de los numerosos centros parroquiales. Pero también trabajamos con la población indígena de la Amazonía, de los Andes y con los afrodescendientes. Hacemos lo que podemos y aportamos nuestro pequeño granito de arena, cada día.

Fuente: Agencia de información SIR

Fecha: 2024-01-13

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