Jóvenes, digitalidad y pastoral juvenil: entrevista al padre Gildasio Mendes, consejero general de Comunicación
En días recientes, el Padre Bruno Ferrero, Director del Boletín Salesiano, entrevistó al Consejero General de Comunicación Social, el Padre Gildasio Mendes, dialogando sobre temas de gran importancia y actualidad. La primera parte de esta interesante y articulada entrevista, publicada en la revista Note di Pastorale Giovanile (NPG), se ofrece hoy a los lectores de ANS.
El multitasking, el uso simultáneo de varios medios, ha aumentado en promedio del 16% al 40%. En resumen, estamos cada vez más acostumbrados a usar todos los dispositivos simultáneamente y a esta inmersión digital. ¿Se podría decir que incluso la forma en que los jóvenes aprenden está cambiando?
Para responder a esta pregunta, me gustaría destacar primero el término «inmersión digital». Como es bien sabido, con lo digital entramos en el llamado mundo del ciberespacio y de la infoesfera. Cuando ingresamos a Internet, este inmenso universo de redes, sitios web y miles de caminos virtuales nos enfrenta a un universo sin límites, como si hubiéramos perdido el sentido de la territorialidad.
¿Qué es la infoesfera? Es un universo compuesto por la totalidad de objetos e información en sus diversas formas que interactúan dinámicamente entre sí. En este ambiente, un verdadero acuario es como si estuviéramos completamente inmersos.
Antes conocía mi país, mi ciudad y mis vecinos; ahora viajo por el mundo a través de mi teléfono conectado a Internet. En el mundo digital, nos vemos involucrados cognitiva y emocionalmente en este vasto universo de imágenes y sonidos que permiten la interactividad, la participación y la conexión con personas y objetos. Tomemos, por ejemplo, las compras en línea. Entrar en una tienda en línea es una prueba de inmersión. Es prácticamente vivir una experiencia sensorial, donde todo se realiza con un simple clic, confirmación.
Cuando me conecto con mi teléfono, hay una interacción humana con la máquina que nos permite entrar en lo virtual, lo que podríamos llamar mediación humana virtual. Esto implica el uso de nuestros sentidos, percepciones, imaginación y emociones. A través de la mediación (yo y la máquina), tenemos acceso a un universo real que se codifica (digitaliza) y se experimenta a distancia. La inmersión en lo digital impacta directamente en nuestra vida y nuestras relaciones sociales y culturales.
Entonces, ¿podríamos decir que Internet está cambiando nuestro cerebro y nuestro ritmo de vida?
Dado que Internet permite velocidad, instantaneidad e interactividad, nuestro cerebro obviamente entra en una nueva dinámica y comienza a responder a esta aceleración cerebral, a una mayor activación del sistema nervioso y, por lo tanto, a la participación de los cinco sentidos. De esta manera, entramos en lo que podríamos llamar el cerebro colectivo (ciberespacio), que es una forma de procesamiento de signos (símbolos, lenguajes, sonidos) y estímulos.
Todo esto es inconsciente. En realidad, estamos dentro de un universo con una lógica numérica y matemática; un espacio virtual, una verdadera psicoesfera. En términos simples, la psicoesfera es el estado afectivo y cognitivo que experimentamos cuando nuestra mente está alterada; elementos no materiales de información que influyen en nuestros pensamientos y sentimientos sin que seamos conscientes de su realidad.
Aun sobre el multitasking. ¿Podríamos decir que el multitasking continuo reduce la calidad del trabajo, modifica el aprendizaje y crea individuos superficiales?
En este punto, debemos enfocar otra cosa importante. En lo digital, aprendemos a vivir con una nueva lógica, donde reflexionar, pensar, meditar, como solíamos hacer, ahora resulta casi un automatismo al revés. ¿Por qué? Porque la lógica digital se basa mucho en estímulos, reacciones neurológicas y en cómo responde nuestro cerebro a esta lógica.
Podríamos decir al respecto que todas las imágenes, sonidos, palabras y la interactividad que experimentamos en una red social tienen efectos en nuestro cerebro, impactando directamente en nuestras percepciones, en nuestro imaginario, en los comportamientos y, por lo tanto, en nuestras elecciones, tanto a nivel consciente como inconsciente.
Entonces, se trata de entender cómo funciona la lógica digital.
¡Por supuesto! En mi opinión, comprender esta lógica digital es importante para entender qué sucede con nuestro comportamiento en el hábitat digital. La aceleración del cerebro, la intensidad de las emociones, la exposición de nuestra vida emocional en las redes sociales nos colocan en un universo donde este nuevo mecanismo mental requiere muchos estímulos, muchas reacciones y velocidad. No estamos diciendo en absoluto que el mundo y la lógica digital sean malos hábitos. Formamos parte del mundo digital y somos conscientes de los beneficios que esto ofrece a la humanidad y al desarrollo humano. Es importante comprender cómo funciona la interacción humana con lo digital, y es precisamente por eso que es importante una educación ética que nos ayude a vivir de manera saludable y creativa.
Entonces, partiendo de la lógica digital, ¿qué es el multitasking? En el multitasking, el cerebro se entrena para realizar cognitiva y emocionalmente muchas cosas al mismo tiempo. El cerebro debe responder a la automatización, a los estímulos rápidamente. Así se vive, se aprende y se hacen cosas diferentes según cómo se comporte el cerebro. Algunos estudios indican que la automatización excesiva hace que las personas pierdan la capacidad de crear, de pensar y de reflexionar en profundidad. De la lógica digital surge una nueva inteligencia, como la conocida inteligencia artificial.
En este punto, vale la pena recordar que la lógica digital, que se basa en la técnica y el automatismo, sigue los estímulos que las neurociencias han desarrollado, dando muy poca importancia a la cuestión de la conciencia. Esta lógica cambia, por lo tanto, la forma de aprender, generando superficialidad en el pensamiento, dificultad para reflexionar de manera sistemática, integrada y coherente.
Entonces, el problema no es el multitasking en sí, sino educar a las personas para entender cómo funciona la lógica digital, profundizar en los valores y la importancia de la conciencia en las elecciones y decisiones. Es a través de la conciencia que se educa la libertad, el respeto por los demás, el sentido de la sacralidad del cuerpo y el valor de la sexualidad.
¿Está de acuerdo con esta afirmación: «Creo que el efecto más perjudicial del mundo digital es la dependencia de los padres de los medios digitales, que termina por convertirse en la dependencia de los hijos»? ¿Cuánto importa el ejemplo que dan los adultos (siempre con la nariz en su teléfono)?
Respondo a estas dos preguntas diciendo, en primer lugar, que todos somos ciudadanos del mundo digital. Estamos todos inmersos en esta realidad a nivel físico, emocional y social. Vivimos en este hábitat digital día y noche. Hablamos con personas por teléfono, grabamos y enviamos videos, compramos, gestionamos nuestras cuentas bancarias, documentos, viajamos, gestionamos nuestros proyectos de trabajo, agendas empresariales, educación y entretenimiento. En este sentido, vivimos en una realidad digital real. Y absolutamente no debemos separar el mundo real del virtual.
Vivimos hoy en día en dos tiempos que se entrelazan y se complementan mutuamente. Padres e hijos viven y crecen en la realidad digital, que es un verdadero mundo nuevo.
Si vivimos en un mundo digital, debemos tener mucho cuidado cuando hablamos de dependencia digital. Hasta ahora, no ha habido una opinión común por parte de los especialistas en nuevas tecnologías y las comunidades internacionales de psicología y psiquiatría sobre la dependencia psicológica de Internet. La Iglesia misma no menciona esta dependencia en ninguno de sus documentos.
El tema de la dependencia a nivel psicofísico es muy complejo e involucra muchos factores. Pongamos un ejemplo: un joven que termina la universidad, busca trabajo y no lo encuentra. En su dimensión personal, se siente inútil y sufre psicológicamente problemas de autoestima, alejamiento de amigos y dificultades para construir su propia vida. Si este joven pasa todo el día en Internet, aislándose de sus amigos, nos preguntamos: ¿cuál es la causa principal de su aislamiento y del uso excesivo de las redes sociales? En este caso, la falta de trabajo es sin duda el factor que causa el desequilibrio emocional y social.
Evidentemente, no estamos culpando a lo digital ni negando la responsabilidad personal de cada individuo (capaz de tomar su elección libremente). Por lo tanto, debemos analizar cuidadosamente cada caso para discutir y evaluar las situaciones sobre cómo vivir en un entorno digital saludable.
Dado que el tema es tan nuevo para los investigadores, siempre deberíamos mirar este tema desde el punto de vista de la interdisciplinariedad, de cómo las diversas ciencias pueden colaborar para entender las diversas manifestaciones de la dependencia. De esta manera, evitamos usar el término dependencia solo para lo digital. En algunas situaciones particulares, el tema de lo digital también puede usarse como factor de causalidad o correlación, pero debemos evitar generalizar.
A cargo del Padre Bruno Ferrero,
director del Boletín Salesiano
Fuente: ANS
Fecha: 2023-12-29