Manzanillos celebran 88 años de vida institucional con Eucaristía y juramento a la Madre Dolorosa

En un ambiente de profunda fe y alegría, la Comunidad Educativo Pastoral de la Unidad Educativa Fiscomisional Salesiana Sánchez y Cifuentes celebró el 88.° aniversario de vida institucional, reafirmando su fidelidad a la Madre Dolorosa. La solemne festividad reunió a estudiantes, padres de familia, docentes, personal administrativo y, de manera especial, a exalumnos de diversas generaciones, particularmente a quienes celebran 25 y 50 años de graduación.

La Eucaristía de fiesta tuvo lugar el domingo 27 de abril en la Basílica de La Dolorosa, siendo presidida por el P. Javier Herrán, sdb. Durante la celebración, todos unidos por una misma fe y devoción, se dio gracias a Dios por estos 88 años de historia salesiana en Imbabura.

En su homilía, el padre Javier invitó a vivir el segundo domingo de Pascua en sintonía con el Domingo de la Misericordia, recordando que «las personas conocemos la experiencia de Jesús de manera distinta. No buscamos solo pruebas, sino signos de amor y entrega hasta la muerte». Invitó a los asistentes a despertar su sensibilidad para percibir, más allá de lo visible y tangible, el misterio que sostiene sus vidas. Explicó que «la experiencia de Jesús Resucitado transforma, reanima, llena de gozo y paz verdadera, libera del miedo y la cobardía, abre horizontes nuevos e impulsa a una misión». Así reafirmó que las comunidades cristianas son el lugar donde se encuentra a Jesús Resucitado y se recibe el impulso necesario para ser testigos de Él en el mundo.

Como buenos manzanillos, luego de la Eucaristía pasamos al solemne acto de juramento de fidelidad. Acompañados por la prestigiosa Banda de Guerra, los estudiantes de tercero de bachillerato realizaron su promesa de lealtad a la Madre Dolorosa. El acto inició con las emotivas palabras del Mayor José Luis Aroca, exalumno que celebra 25 años de graduación, quien dirigió el juramento de fidelidad. Posteriormente, los exalumnos de las promociones de 25, 50 años y de otras generaciones renovaron también su compromiso de amor y gratitud.

El director y rector de la institución, Helí Rueda, motivó el acto destacando que:

«Celebrar a nuestra patrona, la Madre Dolorosa, nos llena de alegría y regocijo porque ella es quien nos sostiene, nos acompaña, nos fortalece y nos consuela en los momentos de dificultad. Es a ella a quien volvemos nuestros ojos, para decirle: cuántas veces en estos patios, siendo niño, adolescente, te recé, cuántas veces te dije que te amaba. Hoy, después de varios años, he vuelto, Madre, a recordar, y es ahí cuando el corazón late con más fuerza, porque en esta casa salesiana, Ella no se cansa de esperar, porque donde hay una madre, sus hijos siempre vuelven a congregarse junto a ella».

Dirigiéndose a los estudiantes de tercero de bachillerato, los animó diciendo:

«Queridos estudiantes, se preparan para pasar a ser exalumnos. Sepan que una madre siempre estará junto a ustedes. Hoy, al jurarle fidelidad, asumen un compromiso de lealtad, devoción y gratitud hacia nuestra Madre, que deberá reflejarse cada día en su vida».

Finalmente, el Rector invitó a toda la Comunidad Educativo Pastoral a imitar a Don Bosco, quien decía: «Ella lo ha hecho todo», reconociendo en María la fuerza, la luz y la inspiración de su vida y obra.

Este acto fue el verdadero culmen de nuestras fiestas, ya que también permitió agradecer a quienes, con motivo de la celebración y desde su compromiso institucional, se han convertido en benefactores y voluntarios de la gran obra salesiana. Se destacó especialmente el aporte de Richard Calderón, prefecto de Imbabura, quien, a través de su gestión, ha impulsado la remodelación de las canchas de nuestra casa salesiana. Asimismo, se reconoció el apoyo de la Asociación de Exalumnos, cuyo valioso aporte ha beneficiado directamente a nuestros destinatarios.

Con este gran momento, nuestra casa salesiana celebra con alegría y gratitud 88 años de vida institucional, dando gracias a Dios, a la Madre Dolorosa y a Don Bosco, porque seguimos formando «buenos cristianos y honrados ciudadanos» en la provincia de Imbabura.